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La gerenta comercial de Los Héroes, Soledad Masalleras, fue destacada como mujer líder del año en la categoría social. Su historia de vida le planteó un desafío de ayuda y dignidad para los adultos mayores que hoy hace palpable en su trabajo en Los Héroes. Este es su relato sobre cómo se gestó su compromiso social con la tercera edad.
Cuando era niña acompañó durante años a su abuela Inés a cobrar el montepío y conoció la realidad por la que pasaban las pensionadas y pensionados de Chile. En esta entrevista Soledad Masalleras relata con nitidez su vivencia, su historia familiar que le llevó a fijarse el desafío de cambiar la historia del pago de beneficios y la manera en que ha transformado esa experiencia desde Los Héroes, donde ocupa la posición de gerente comercial.
¿Cómo surge tu relación con el pago de pensiones?
Históricamente fui muy apegada a mis abuelos. Mi querida “abueli” fue como mi segunda mamá. Falleció mi abuelo y ella tenía que cobrar su montepío en el antiguo sistema INP, en una oficina en el centro. Nunca se me va a olvidar y lo tengo en la retina, porque quedé marcada de chica. Era una tremenda oficina, de techos altísimos como galpón, oscura y tenías que hacer unas filas que eran interminables. Yo como era chica le decía a mi abuela “abueli, abueli quiero ir al baño”, y no había baño.
Luego me tocó vivir el fallecimiento de mi papá. Mi mamá quedó viuda muy joven a los 45 años. Fue un proceso inesperado, extremadamente duro y difícil de sobrellevar, más aún cuando a pesar de los años de matrimonio mantenían una relación de amor y mucha complicidad. En esos años estaba en la universidad y decidí que quería acompañarla a cobrar su pensión que, en este caso, era una AFP. Era un lugar muy inaccesible, claramente no pensado en los beneficiarios del sistema, la Torre Santa María. Había que cruzar el puente para acceder, no pasaban micros por ahí. Si no tenías auto era todo complicado.
Mi historia y vivencias me llevaron a concluir que el pago de pensiones era complejo, no estaba pensado en los afectados, no era un momento grato que ayudara a mitigar los dolores. Mi abuela y mi mamá estaban cobrando una pensión como consecuencia de que habían perdido a sus parejas de toda la vida. Me pregunté muchas veces por qué no puede ser un lugar central, accesible, iluminado, expedito, con comodidades, que tenga baño.
¿Cuándo conociste Los Héroes y cómo llegaste a trabajar aquí?
Fue una coincidencia. Yo quería estar en esta empresa. No tenía idea si había vacantes. Solamente sentía que podía generarle valor a esta empresa dada la historia que me había tocado vivir. Me contacté con el gerente de recursos humanos y le solicité una reunión. La entrevista fue programada para el 24 de diciembre. Durante el encuentro le pidió al gerente general que se uniera, se cierra la entrevista y a los días me llaman para comenzar inmediatamente.
Así parte mi historia con Los Héroes, desde mi vínculo personal. Toda la gente, como mi madre y mi abuela en su minuto, merecían una atención de calidad, respeto y dignidad. Cuando te digo que estábamos 2 horas de pie no estoy exagerando.
Te has preocupado de las sucursales como lo harías con tu casa
Los Héroes quiso trascender y no solo puso baños que son un tremendo activo de nuestras sucursales. El sello que nos distingue es la atención. En las sucursales te saludan con una sonrisa, hay gente cálida desde alma, no es una postura sino una actitud, porque las personas hacemos la diferencia. Podemos tener lugares maravillosos, infraestructuras de lujo, pero si las habitamos desde el desgano desde el no querer, no son nada.
Yo adoro y amo a mis equipos ¿y sabes por qué? Tienen algo que se vive aquí y no se vive en otra parte. Los quiero, porque desde sus sonrisas ellos le entregan vida y alegría a la gente.
¿Sientes que has logrado devolver en parte la dignidad a los adultos mayores?
Absolutamente. Cuando visito las sucursales me encanta conversar con los adultos mayores y les pregunto cómo se sienten, si los están atendiendo, que me digan si hay problemas “para tirarles las orejas y pegarles un remezón”. Lo más lindo es que siempre me contestan que están felices con la atención.
Creo que les hemos entregado dignidad a través del cariño y de un servicio de calidad a todas aquellas personas que nos visitan en una sucursal sean adultos mayores, personas con capacidades disminuidas, a todos. Nos hemos ingeniado para atenderlos siempre. ¡Hay pensionados que han llegado en silla de ruedas arriba de una carreta a cobrar su pensión… y que tu equipo salga a buscarlos y darle la bienvenida! Esto nos pasaba en Huechuraba. Hay tantas historias maravillosas, que no terminaría nunca de contarlas.
¿Por tu historia familiar, este premio tiene un significado especial para ti?
¡Absolutamente! Estas dos grandes mujeres que me marcaron están en el cielo, lo primero que hice fue hablarles a ellas, “abueli, mamá este premio es para ustedes”, les dije que este era su reconocimiento por haberme permitido ser lo que soy, tener los valores que tengo. Yo soy como soy. Soy llorona soy risueña. Yo vivo las emociones. Cuando tengo pena lloro y cuando tengo alegría me río. Soy súper intensa para vivir la vida e inmensamente feliz.
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